Panamá, 29 de febrero de 2020. Eneida Sánchez, una coclesana de 51 años, se veía muy emocionada, sentada en una mecedora de madera junto a una parte de su vieja casa de quincha, barro, zinc oxidado y piso de tierra en una loma donde vive hace 30 años en Guabal, una comunidad rural apartada, sin luz eléctrica, en el corregimiento de Pajonal, distrito de Penonomé.

La mujer, quien habita entre algunos sembradíos y árboles de naranja y mandarina, fue beneficiada con una vivienda completamente nueva, debido a que es viuda, recibe solo apoyo mensual de sus dos hijos trabajadores de la construcción en Herrera y está sumida en la pobreza.

La cincuentenaria, quien comparte el mismo techo con su hija Angi, de 21 años; Yaitza Morán, su nuera de 24 años y Armando Ariel, su nieto de 4 años, recibió este sábado la visita del presidente Laurentino Cortizo Cohen y la ministra de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot), Inés Samudio, quienes oficialmente le entregaron su nuevo hogar, de 42 metros cuadrados, dos recámaras, sala-comedor, cocina, lavandería, baño higiénico y un pequeño portal.

La institución, a través de la Dirección de Mejoramiento Habitacional, apoyó a esta humilde familia de Coclé, luego que hace tres meses una ventolina provocara la caída de un árbol de Cedro Espino en la casa destruyéndola y provocando que todos se refugiaran en un gallinero. Producto del desespero, la familia acondicionó el criadero de gallinas, porque se mojaba con las lluvias y le afectaba el frío de la madrugada al quedar la residencia deteriorada desde arriba.

Sánchez contó que cuando ocurrió el evento natural ella acudía a una cita médica en Santiago de Veraguas y se preocupó mucho con la llamada de su hija, ya que no cuentan con un varón en la casa tras la muerte de su esposo Virgilio hace dos años afectado por un paro cardíaco.

“Me siento muy orgullosa   por mi nueva casa y que me han ayudado… ya tengo mi casa; sé que no me voy a mojar cuando llueva”, dijo, con los ojos aguados.

Todavía se puede observar en su terreno, de tierra chocolate, parte del árbol de Cedro Espino que un día quiso arrebatarle las esperanzas, pero sonríe porque su familia aunque en la precariedad es feliz y ahora dispone de un techo seguro y digno.

Sánchez, dedicada de lleno al hogar, muy sonriente, como muestra de agradecimiento, le ofrecía jugo de naranja a los trabajadores del Miviot, que construyeron en un mes su residencia para que disfrutaran de esta fruta, cuyos árboles rodean su terreno empinado, donde  corre una fresca brisa.

El Buen Gobierno, mediante sus cuadrillas de Mejoramiento Habitacional, ha apoyado a más de 300 familias en el país, entre unidades básicas y mejoras en las viviendas.